Clase 15 - Teoría Educativa
Gramsci, la organización de la escuela y la cultura
Considerando la complejidad de las actividades de las sociedades modernas, se ha hecho necesario contar con un grupo especializado de intelectuales encargados de las tareas de enseñanza. El progreso en la industrialización propició el desarrollo de un tipo de intelectual urbano, por lo que se han desarrollado un gran número de escuelas encargadas de generar y formar en las especialidades que requieren las diferentes industrias.
También ha sido necesario crear un aparato burocrático que organice las actividades de las instituciones escolares. Al multiplicarse la cantidad de especialistas que deben formarse, se hace necesario que exista una burocracia que controle y organice las actividades que conlleva la educación de numerosos expertos en diversas disciplinas.
Tendríamos dos ejemplos que pueden resaltar esta condición. A partir del surgimiento de la psicología, el saber acumulado en diferentes ámbitos de aplicación de esta ciencia es de tal magnitud que resulta imposible para un solo individuo aprenderlo, de ahí que hayan surgido psicólogos especializados en la clínica, educación, laboral, social, entre otros.
Otro ejemplo es el correspondiente al campo de la ingeniería. Ahí tenemos que, originalmente, existía un cierto tipo de ingeniero que actualmente se identifica con el ingeniero civil, después surgió una rama industrial. Actualmente se ha diversificado tanto que podemos tener ingenieros mecánicos, electricistas, topógrafos, geólogos, en computación, y muchos más.
Incluso una carrera tan joven como la intervención educativa cuanta con siete líneas de especialización para cubrir las demandas educativas de una sociedad cada vez más compleja.
El cuerpo burocrático que se ha construido para dar orden a esta diversidad ha provocado que incluso estos burócratas se especialicen, como ejemplo tendríamos el caso del profesional de la educación encargado de la gestión y administración educativa.
Esta compleja actividad colectiva también promueve la profesionalización del trabajo, en oposición de cierta tendencia a la improvisación que se manifestaba anteriormente en las organizaciones. Una de las características que conviene resaltar de esta profesionalización es la necesidad de realizar el trabajo por escrito.
El tipo de escritura que debe aplicarse para la realización de este tipo de trabajo difiere de la escritura en las actividades cotidianas. Esta escritura requiere de una metodología y sistematización específicas. No es igual redactar un memorándum o un manual operativo que una carta o una reseña. Este tipo de trabajo intelectual es necesario para que los autodidactas o personas que han aprendido su hacer en el ámbito laboral, puedan adquirir la disciplina que requiere el establecimiento de las comunicaciones adecuadas para cada ámbito laboral.
Recuperado de:
Gramsci, A. (1975). La organización de la escuela y la cultura En Antología de Teoría Educativa. Pachuca: UPN. Pp. 98 – 101.