Clases UPN
Asignaturas impartidas en la UPN

Clase 12 - Diagnóstico

Etapas del Diagnóstico Socioeducativo – Problematización
La problematización no se da únicamente como producto de la empatía que pueda existir entre quien requiere un servicio y quien lo proporciona; surge de determinadas bases que deben practicarse hasta conseguir su sistematización y aplicación consciente en circunstancias concretas. Tomando como referencia a Montero (2007), estas bases serían:
a) Escuchar. Quien pretende problematizar debe saber escuchar. Sólo cuando escuchamos podremos detectar los aspectos naturalizados y luego hacer las preguntas que desencadenen el proceso de concientización. El interventor no debe apresurarse para vaciar información poco significativa sobre el sujeto de intervención, por el contrario, al afinar la observación y el sentido de la escucha puede detectar aquellas necesidades que están esperando para hacerse manifiestas, hacer las preguntas precisas para que sea los miembros de la comunidad quienes descubran en sí mismas estas
necesidades, con el propósito de que sean ellas y no otros quienes decidan actuar para modificar su circunstancia.
b) Dialogar. La comunidad debe sentirse tan partícipe como el interventor educativo y otros profesionales involucrados, del proceso que se vive durante la intervención, al dialogar con ellos, permitiéndoles que den sus opiniones y externen sus dudas u objeciones, los estamos aproximando al proceso que les concierne.                        
c) Cuidar la manera de participar en ese diálogo. El interventor educativo tiene la obligación de establecer con sus actitudes el respeto hacia sus interlocutores como personas capaces de aprender, comprender y enseñarle acerca de la realidad que viven, considerando que son ellos quienes la conocen mejor que ninguna otra persona.
d) Comunicación. Las familias, los médicos, los terapeutas y el interventor, tienen derecho a disentir, a discutir, a responder y a preguntar. Habrá espacios para la curiosidad y para la creatividad, incluso para el humor y para la emoción.
e) Se requiere humildad y respeto por el otro. La intervención educativa se propone como un procedimiento horizontal donde nadie es superior y todos tenemos el derecho a ser diferentes. Resulta esencial que la comunidad ajuste los requerimientos de la intervención a su realidad concreta e individual.
f) Lo anterior no significa olvidar la crítica, entendida como análisis revelador del sentido que es construido colectivamente. Es decir, debemos tener claro hacia dónde nos dirigimos y qué queremos construir, haciendo lo necesario por mantener ese rumbo. Las adecuaciones que la comunidad realice al proceso de intervención, deben estar ajustadas a los fines que éste persigue.       
g) La problematización es un proceso que comienza en el diálogo propuesto por el interventor pero se desarrolla en la conciencia de las personas. Cada uno de los participantes en la intervención es responsable de cuáles experiencias toma para sí y cómo las asume.
h) La problematización va siempre unida a acciones y cogniciones realizadas o expresadas en la vida cotidiana. La realidad se vive en la cotidianeidad, no en el aire ni en un cubículo universitario. Si es real, la intervención educativa transforma los conocimientos y la vida diaria de sus participantes.
i) La función central es hacer que la persona examine críticamente la acción o situación problematizada. Una de las funciones que intenta cumplir la intervención educativa es permitir a las familias el descubrimiento en ellas de la capacidad de observar su realidad de forma distinta, de ser capaces de llevar esa mirada crítica a las circunstancias personales y sociales, desconocidas por el interventor educativo, y que les impiden comportarse como agentes en su realidad.
j) Se relaciona con la conciencia posible que lleva a la transformación, pues otorga a la situación o hecho problematizado la condición de inaceptable o insoportable. En este caso se plantea una situación paradójica: la comunidad deben aceptar sus condiciones de vida, al mismo tiempo, entender que pueden transformar esas condiciones.
De esta forma la problematización contribuiría a transformar las situaciones negativas o limitantes de la acción al mismo tiempo que ayudaría a generar una perspectiva crítica que amplía el horizonte cognitivo de las personas. Además, en el proceso de intervención, la problematización cumple una tarea promotora de la reflexión que lleva a la acción transformadora. De igual forma, Montero (2007: 239) concluye: "la problematización debe ser hecha en función de las condiciones de la comunidad con la que se trabaja, específicamente en función de sus modos de relacionarse con el mundo y de su concepción de sí mismos como seres humanos inmersos en relaciones sociales, políticas y culturales específicas".
Recuperado de:
Montero, M. (2007). Hacer para transformar. El método de la psicología comunitaria. Buenos Aires. Paidós. P. 229-256.


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