Clases UPN
Asignaturas impartidas en la UPN

Clase 15 - Diagnóstico

Diagnóstico psicopedagógico – Definiciones
El alumno
Cuando realizamos la aproximación al alumno en el marco del diagnóstico psicopedagógico, es importante no perder de vista la globalidad de la persona, interesándonos no sólo por su actuación como estudiante, sino considerando los sistemas en que se encuentra inmerso (familia, grupo-clase, escuela …).
Es necesario conocer la visión que el sujeto tiene de estos sistemas, considerando que resultan determinantes el rol que juega al interior de la familia, de su grupo, de la escuela. Es el grado de adaptabilidad que demuestra al interior de esos sistemas, lo que se encuentra detrás del conflicto o problema que manifiesta.
Es muy importante hacer el esfuerzo de situarnos en el contexto apropiado, considerando en todo momento las características que definen al sujeto. Cuando un maestro nos explica un caso que le preocupa, hemos de tener en cuenta que la explicación está influida por los análisis que el maestro hace de la realidad que rodea la sujeto, no sólo por el sujeto en sí. Es frecuente que estos análisis estén impregnados de su visión de la familia, de las expectativas que tiene respecto del sujeto.   
Cuando trabajamos con un alumno, tratamos de identificar sus necesidades, tanto normativas como sentidas, en los ámbitos educativo, familiar y social. Nos preocupan sobre todo sus necesidades educativas porque son aquellas en las que, finalmente, habremos de intervenir.
La intervención debe orientarse en descubrir aquellas actuaciones que el sujeto necesita realizar para recuperarse de sus dificultades. En ocasiones se requieren pequeños cambios para modificar las relaciones que establece con sus diferentes entornos. Una vez liberado de sus posibles bloqueos, puede establecer círculos virtuosos que le permitan, poco a poco, transformar la realidad que vive.  
La familia
La familia tiene un ciclo vital que necesitamos reconocer para acceder a ella. Es necesario saber qué lugar ocupa el sujeto de intervención al interior de su familia (número de hermanos, número de hijo, edad de los padres, roles que juega al interior de grupo familiar). Para esto debemos conocer la estructura familiar, características del matrimonio, tipo de relación que llevan los padres, entre otros.
También es necesario considerar la historia e ideología familiar. Los valores y actitudes que tiene respecto de la educación de los hijos y cómo realiza esos valores y actitudes en acciones concretas. Es normal que, cuando se presentan dificultades escolares en alguno de sus miembros, la familia manifieste angustia e incluso desesperación. Es importante tranquilizarlos, evitando darles falsas expectativas.    
Al observar a la familia del sujeto de intervención es muy importante creer y tener confianza en sus posibilidades, para poder ayudarla. El respeto y confianza por la familia y sus posibilidades, nos permitirá conectar con ellos, disminuyendo el posible temor que tenga por perder el equilibrio que mantienen, como sistema, a su interior.
Resulta de especial trascendencia, explicarles nuestro rol como interventores, dejándoles muy claro por qué y cómo llegamos al momento de la intervención y definir el tipo de relación que mantendremos. Para conocerlos y que ellos nos conozcan, debemos manifestar una genuina curiosidad e interés por su manera de ser y hacer las cosas, valorar positivamente lo que han conseguido y hacerles ver lo importante que nos resulta su colaboración.
El interventor
El interventor educativo necesita realizar una doble definición. Primero para sí mismo, conocer sus alcances y limitaciones, así como tener un manejo profundo de los aspectos teórico – metodológicos que encierra su profesión. En segundo lugar, necesita clarificar a los profesionales, familias y sujetos de
intervención esta definición.
Si no consigue realizar estas definiciones, es muy probable que sean los otros quienes le definan, asignándole tareas y funciones para las que no esté preparado o que se encuentren muy por debajo de las competencias profesionales que posee.
Podríamos considerar a la intervención como “entrar en un sistema de individuos en progreso y participar de forma cooperativa para ayudarles a planificar, conseguir y/o cambiar sus objetivos” (Hernández, 2007, p. 384). En nuestro caso hablaríamos de objetivos educativos.
De esta manera, nuestra función consiste en promover cambios, mejorar las condiciones educativas, aprovechar mejor los recursos, incluyendo la posibilidad de realizar también tareas preventivas, no sólo correctivas.
Recuperado de:
Bassedas, E. (et. al.) (1991). Intervención Educativa y diagnóstico psicopedagógico. Barcelona: Paidós. Pp. 58-69.


 


Hernández,
P. (2007). Psicología de la educación:
corrientes actuales y teorías aplicadas
. México: Trillas.
  

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