Clase 25 - Actividades Directrices
El juego en poblaciones especiales
Los niños con discapacidades visuales juegan con menos imaginación que los niños con visión y participan con menos frecuencia en juegos simulados. No obstante, sí disfrutan de su juego y su juego se ve enriquecido si los adultos los impulsan ayudándoles a planear su juego y proporcionándoles ambientes de juego con muchos estímulos sensoriales. Los niños con discapacidades de habla y auditivas participan menos a menudo en juegos simbólicos, pero las diferencias son más cuantitativas que cualitativas; no hay evidencia de una deficiencia simbólica a largo plazo en aquellos con dificultades auditivas o impedimentos en el habla.
Respecto a su juego con objetos, los niños intelectualmente discapacitados parecen preferir aquellos materiales que podrían considerarse materiales sin estructura, como rompecabezas, mientras que los niños de la misma edad que no sufren retraso prefieren materiales libres (por ejemplo material artístico) que les permitan ser creativos e imaginativos. Además, los niños con discapacidades intelectuales son menos propensos que otros niños a combinar objetos de manera apropiada durante el juego.
El juego simbólico o simulado ha sido observado en forma consistente en todos los niños; no existe evidencia alguna de que las discapacidades intelectuales les impidan a los niños participar en actos imaginarios de simulación. Sin embargo, cabe señalar que la edad mental es mejor la que la edad cronológica para pronosticar cuando se iniciará el juego simbólico, por tanto, el juego simbólico aparece por lo general en etapas más avanzadas en el caso de niños con discapacidades intelectuales que en niños cuyo intelecto no se encuentra impedido.
Los niños con autismo muestran dificultades básicas en la comunicación, una profunda incapacidad para comprender y funcionar dentro de un ambiente social; aparentemente el niño con autismo no puede diferenciar entre su propia persona y el mundo externo. En el juego con juguetes y objetos es probable que los niños con autismo participen en manipulación repetitiva y estereotipada y son menos propensos que otros niños a usar juegos en forma simbólica en juegos simulados. También son menos propensos a participar en actividades complejas con juguetes o a usar los juguetes de acuerdo con su diseño.
Es poco común que los niños con autismo participen en juegos simbólicos. Existen dos opiniones al respecto: 1) Dichos niños experimentan una deficiencia simbólica, pues no tienen la capacidad de adjudicar estados mentales a otros; 2) Simplemente no se encuentran lo bastante interesados como para intentar participar en juegos simulados.
Por otra parte, los niños que sufren estrés severo en su vida, como aquel provocado por el maltrato físico o emocional, o el abuso sexual, o el estrés temporal de la hospitalización, no juegan con tanta libertad como lo harían en condiciones normales. Los niños que han sufrido maltrato juegan con menos madurez que aquellos que no lo han sufrido. Juegan con menos frecuencia y con una imaginación más limitada.
Para promover el juego en niños que viven un proceso de hospitalización prolongada, debe haber una atmósfera orientada hacia los niños, un suministro de materiales de juego apropiados y la dirección continua de un supervisor adulto comprensivo.
Aplicación de la teoría
Reconozca que todos los niños tienen una tendencia natural a jugar, aun cuando algunos de ellos se encuentren limitados en sus oportunidades para hacerlo. Asegúrese de que el entorno físico de los niños sea una atmósfera invitante para el juego.
Brinde a los niños con discapacidades la oportunidad de jugar en grupos integrados, que incluyan a niños con discapacidades así como a niños sin ellas.
No impida que los niños exploren los cuerpos de muñecos o que hablen de partes sexuales y de funciones corporales mientras juegan. Dicho juego, cuando menos en forma ocasional, es normal. Si es interpretado de manera cautelosa por parte de un profesional, quizá proporcione información acerca de los sentimientos y las experiencias sexuales del niño.
Dado que nadie puede predecir cuándo será necesaria la hospitalización, todos los niños pequeños deben tener la oportunidad de jugar con juguetes que representen figuras cotidianas en miniatura o materiales para juego simulado relacionados con el tratamiento médico.
Brinde oportunidades para que los niños hospitalizados puedan jugar. De ser posible, lleve consigo algunos de sus materiales de juego favoritos para que puedan usarlos durante su estancia en el hospital.
Recuperado de:
Hughes, F. (2006). El juego: su importancia en el desarrollo psicológico del niño y del adolescente. México: Trillas. Pp. 186 -188.