Clases UPN
Asignaturas impartidas en la UPN

Clase 8 - Actividades

El sistema afectivo maternal
De acuerdo con Harlow (citado por Delval, 2006), se pueden encontrar las mismas etapas en el sistema afectivo maternal de los simios y los humanos. Estas etapas serían:
 
1.   Etapa de protección y apego. En esta etapa la madre presta una atención total a la cría y la acepta completamente. Satisface sus necesidades nutritivas, de temperatura y de eliminación. Le proporciona contacto físico íntimo y protege a la cría de amenazas externas. La madre vigila continuamente a la cría y la mantiene a su alcance. Esta etapa puede durar hasta un año en los humanos.
 
2.   Etapa de transición o ambivalencia. La madre continua atenta, pero permite que la cría realice algunas exploraciones y empieza a reprimirla cuando hace cosas que ella considera no pueden permitirse. Empieza a manifestar respuestas negativas que tendrían la función de que la cría comience a independizarse. Esto rechazos facilitan que la cría se relacione más con el medio físico y social.   
        
3.  Etapa de separación maternal. En esta fase la madre comienza a rechazar más enérgicamente a la cría, llegando a hacerlo de manera muy brusca si aparece un nuevo bebé. En ocasiones estas separaciones son muy traumáticas y las crías son adoptadas por los machos de la especie. En otras especies, estas separaciones son muy lentas y las crías pueden permanecer junto a la hembra por años.
Tendríamos entonces que la actividad de la hembra se ajusta a las necesidades de la cría, garantizando su supervivencia y facilitando la separación y la independencia. En los seres humanos etapas no siempre se manifiestan con igual claridad, pero es necesario que ocurran para que el niño llegue a comportarse de manera independiente.     
 
El sistema afectivo filio-maternal
Las relaciones entre madre e hijo no son simétricas, es decir, es imposible que el bebé tenga las mismas conductas en relación con su madre que aquellas que la madre manifiesta respecto de él. Sin embargo, también se presentan etapas en las relaciones que el hijo establece con la madre.
 
1. Etapa refleja. Las primeras conductas son de naturaleza refleja, como el reflejo de prensión, abrazar, el reflejo de búsqueda y succión para alimentarse. En algunos casos estas respuestas reflejas desaparecen y en otros se integran a las conductas voluntarias, como la prensión. Estos reflejos sirven para conservar el contacto físico con la madre. Harlow (citado por Delval, 2006), caracteriza esta etapa como más de ajuste físico que de socialización.

2.   Etapa de comodidad y apego. Comienza en la segunda mitad del primer mes y es cuando se comienzan a formar vínculos entre la madre y la cría. En el caso de los niños, el contacto con el pezón de la madre se restringe al momento de la nutrición, por lo que el bebé busca la succión no nutritiva con otros objetos. También existe contacto visual y seguimiento cuando la madre se separa de la cría.
 
3.   Etapa de seguridad. La cría comienza a explorar más y más y recibe de la madre un sentimiento de seguridad. La actividad exploratoria se incrementa cuando la madre está presente y esta seguridad representa un estímulo para la exploración del mundo físico.

4.   Etapa de separación. La seguridad obtenida en la fase anterior, facilita el proceso de separación. Las relaciones con la madre se van modificando con el tiempo y adecuándose a las necesidades de desarrollo del niño, quien puede establecer vínculos adicionales para satisfacer sus necesidades afectivas.

Recuperado de:
Delval, J. (2006). El desarrollo humano. México: Siglo XXI editores. Pp. 203 – 204. 


           


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