Clase 6 - Actividades
Las etapas del apego
En la sesión anterior revisamos las diferentes teorías que intentan explicar la conformación del vínculo afectivo entre el niño y la madre. Bolwby llamó apego a este vínculo afectivo. Es importante señalar que la formación de este vínculo es un proceso que ocurre en diversas etapas.
La primera fase se encontraría caracterizada por el interés que el recién nacido muestra por las personas. Una segunda fase sería cuando llega a reconocerlas, aproximadamente a los tres o cuatro meses de edad. Es a los tres meses cuando comienza a manifestar respuestas diferenciadas hacia las personas, en particular con aquellas que tiene mayor contacto.
En las situaciones cotidianas el niño comienza a reconocer aquellas rutinas que se establecen para su cuidado y las relaciona con la persona que lo cuida. Esta fase dura hasta los seis meses aproximadamente.
En una tercera etapa, que alrededor de los seis – siete meses, el niño diferencia a una persona y trata de mantenerse en su proximidad y contacto, puede ser directo o visual. Además realiza gestos y acciones, sin limitarse a recibirlos de los demás. Esta fase coincide con el inicio del gateo y, posteriormente, de la marcha. El niño se mantiene activo y protesta cuando la madre se aleja. Este momento del desarrollo se extiende hasta los tres años de edad aproximadamente.
Cuando el niño comienza a apartarse de la figura de apego (ya sea por breves periodos, como ir a la escuela, o por plazos más prolongados, como una enfermedad), puede ser que recurra al objeto transicional que le ayuda a superar la angustia que le provoca la separación.
La cuarta fase se identifica con el apego que ya ha construido el niño respecto a su madre, pero queda aún pendiente que entienda que la madre es un ser independiente de él, con sus propios deseos y necesidades. Este periodo coincide con un cambio en la disposición de la madre. Ella va a disciplinarle y no sólo a cumplir con la satisfacción de los requerimientos del niño. Esta etapa puede comenzar a los tres años y extenderse a lo largo de toda la vida.
De acuerdo con Bowlby, el tipo de relaciones que se establezcan con las figuras de apego van a constituir el modelo con el que el sujeto se relaciona con el mundo y consigo mismo. A partir de este modelo la persona actúa, comprende la realidad, anticipa el futuro y construye sus planes.
En este modelo de funcionamiento del mundo resulta fundamental la noción de quiénes son las figuras de apego, dónde se les pude encontrar y cómo se espera que respondan. También es importante la idea que se tenga respecto de la imagen que estas figuras tengan del propio sujeto. Qué piensan ellos de la persona.
Así, puede concebirse que las personas por quienes se siente apego siempre estarán disponibles y dispuestas cuando se les necesita o que no lo estarán. Entre estas dos posturas existen una serie de matices que varían de persona a persona.
En resumen, tendríamos las siguientes etapas del establecimiento del apego:
1. 0 a 2 meses. Orientación y señales sin discriminación de la figura.
2. 3 a 6 meses. Orientación y señales dirigidas a una o más figuras específicas.
3. 6 meses a 3 años. Mantenimiento de la proximidad hacia la figura de específica tanto mediante la locomoción como a través de señales.
4. A partir de los 3 años. Formación de una asociación con adaptación al modelo simbólico formado respecto a la figura de apego.
Recuperado de:
Delval, J. (2006). El desarrollo humano. México: Siglo XXI editores.