Clases UPN
Asignaturas impartidas en la UPN

Clase 27 - Actividades Directrice

Los beneficios sociales del juego
El juego social se caracteriza por la participación en conductas no literales dentro de un contexto de interacción social; es decir, las conductas no literales subsiguientes de un niño dependen de las conductas no literales de un compañero.
El juego social requiere tres habilidades fundamentales. En primer término, el niño debe poseer una sólida comprensión de la realidad, dado que debe tener la capacidad de distinguir con claridad entre aquello que es real y aquello que es imaginario. En segundo término, el niño debe contar con la capacidad de reconocer la existencia de reglas para tomar turnos y obedecerlas, aun cuando estas no se hayan estipulado en forma específica al comienzo del juego. En tercer término, los jugadores deben compartir su imaginación al desarrollar los temas de un episodio de juego.
En el sentido más general, el juego social impulsa a los niños a enfocarse en las reglas subyacentes a los episodios de juego y los hace tomar conciencia de que ciertas reglas son inherentes a todas las interacciones sociales. En forma más específica, el juego social proporciona beneficios en muchas áreas particulares de la vida de un niño.
En primer lugar, el juego entre progenitores e infantes parece ser importante para el proceso de vinculación, según indica el hecho de que la actitud juguetona materna se correlaciona con la cercanía del vínculo en el primer año. Las madres que se involucran a diario en juegos con sus infantes, que disfrutan haciéndolo y que poseen suficiente perspicacia como para programar las actividades de juego con base en las necesidades del niño, tendrán con toda probabilidad niños de un año de edad con un vínculo sólido.
El juego social facilita la integración de los niños dentro de grupos de compañeros, un beneficio muy importante para los niños que son socialmente retraídos. Se han encontrado ciertos tipos de actividades y materiales de juego (bloques, plastilina, música, movimiento creativo y juego sociodramático) resultan especialmente útiles para fomentar la integración social.
Las formas sociales de juego ayudan a los niños a aprender cómo cooperar entre sí y trascender sus perspectivas egocéntricas para intentar ver el mundo a través de los ojos de otras personas. Esta aptitud para adoptar los papeles o los puntos de vista de otros es necesaria para establecer una comunicación interpersonal cercana y, entre niños mayores, se relaciona con la conducta altruista o de asistencia.
Aplicación de la teoría
Procure que cada oportunidad para interactuar con un infante se convierta también en una oportunidad para jugar. Sonríale. Haga contacto visual frecuente. Háblele.
Participe en juego físico estimulante con bebés y preescolares. Preste suficiente atención para saber cuándo disminuir la velocidad si se tornan demasiado inquietos o cuando acelerar la actividad si comienzan a mostrar falta de interés. 
Nunca obligue a niños pequeños a participar en actividades de grupo si les resulta evidentemente agobiante. Más bien, utilice materiales de juego, como los descritos anteriormente, para atraerlos en forma gradual a la actividad del grupo. 
No obligue a los niños a ser amables y a aceptar a un niño que les desagrada en forma enfática. Por lo general, ese método no tiene éxito. Más bien, intente determinar si el niño rechazado exhibe conductas obvias que están causando el rechazo y trabaje con él para entrenarlo en torno a la adquisición de aptitudes sociales.
Recuperado de:
Hughes, F. (2006). El juego: su importancia en el desarrollo psicológico del niño y del adolescente. México: Trillas. Pp. 231 – 232.  

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