Clases UPN
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Clase 4 - Actividades Directrices

Hitos en el establecimiento de las primeras relaciones sociales
En el desarrollo del bebé se presentan diferentes momentos significativos en su desarrollo social. En el segundo mes de vida surge la sonrisa social, relacionada con el interés que despiertan las personas con quienes tiene contacto. La sonrisa aparece casi desde el nacimiento, pero es hasta las cuatro y seis semanas cuando se manifiesta como una respuesta a los estímulos externos.
 
El interés por las personas proviene de los múltiples estímulos que ellas proporcionan. Este interés se manifiesta antes incluso de que sea capaz de distinguirlas. La distinción ocurre a partir del sexto al octavo mes. En esa edad aparecen también los lazos más estrechos que forma con la madre o su cuidador.
 
De igual manera se manifiesta la ansiedad por la separación. Si la separación se prolonga (días o semanas), el niño sufre un estado de agitación o de tristeza continua. Cuando la separación ocurre antes de los ocho meses, el bebé requerirá un periodo de ajuste, que no tendría comparación con el sufrimiento que puede experimentar si sucede posteriormente, cuando ya se ha establecido la figura de apego.          
 
A ese mismo momento del desarrollo se presenta el miedo a los extraños, que se manifiesta con reacciones de disgusto y rechazo hacia personas con quien no tiene contacto continuamente.
 
El niño puede identificar ciertas rutinas que se dan en su vida cotidiana. Así, puede anticipar el momento en que su madre se va a trabajar o cuando es momento de llegar a la escuela, o las diferentes actividades que realiza como la hora de la comida, el baño o el juego. Puede ayudar al cuidador establecer este tipo de rutinas que le ayuden al niño a prepararse y colaborar con las situaciones que tienen lugar, facilitando la tarea del adulto.
 
Tendríamos entonces que los hitos serían:
1. Aparición de la sonrisa social (2º. Mes aproximadamente)
2. Interés por las personas (2º. Mes aproximadamente)
3. Figura de apego (6º. - 8º. Mes aproximadamente)
4. Ansiedad por la separación (6º. – 8º. Mes aproximadamente)
5. Miedo a los extraños (6º. – 8º. Mes aproximadamente)
Las expresiones emocionales
Las emociones y su expresión tienen un papel vital en el proceso de supervivencia del ser humano. Ellas nos permiten tener reacciones frente a situaciones en las cuáles un tiempo para la reflexión puede ponernos en serio peligro. Mediante las emociones y las reacciones que tenemos debido a ellas podemos ponernos a salvo, antes de ser plenamente conscientes de lo que ocurre. En investigaciones recientes se ha observado que conductas como la risa, podría obedecer a una respuesta primitiva frente a un extraño que tememos.
 
La expresión de las emociones también puede ayudar a los otros a entender el estado de ánimo en el que nos encontramos y reaccionar al respecto.
 
Entre los investigadores existe un acuerdo en el sentido de considerar como emociones básicas a la alegría, tristeza, ira, miedo, sorpresa, desagrado e interés. En el bebé, que todavía no ha adquirido el lenguaje, las emociones son de gran utilidad para comunicarse con los demás, pudiéndoles informar acerca de sus necesidades.
 
Actualmente se considera el interés, disgusto y malestar así como una reacción incipiente de sorpresa, están presentes desde el nacimiento. Por otra parte, la rabia, la sorpresa y la alegría se manifiestan cerca de los cuatro meses y el miedo y la timidez aparecen después de los primeros seis meses.
 
La expresión de las emociones se va socializando mediante un proceso en el que la madre, al principio, imita las expresiones del bebé y posteriormente, se les va enseñando a manifestar las emociones negativas. El control de las emociones está relacionado con el desarrollo cognitivo (el niño debe entender lo que provocan sus expresiones en el otro) y con la capacidad de prevenir lo que puede suscitar con sus reacciones.
 
El niño desarrolla la capacidad de reconocer el estado de ánimo de los otros y aprende a modelar su conducta de acuerdo a las diversas situaciones que se presentan. Así, son capaces de reconocer un estado de tensión en los adultos y de reconfortar a una persona en una situación negativa.
 
Recuperado de:
Delval, J. (2006). El desarrollo humano. México: Sigo XXI editores.


                   


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